Porque es la única que ofrece un programa real y realizable,
ajustado a las necesidades y a los recursos del pueblo, a las condiciones de
gestión, a las obligaciones con la
Hacienda pública.
Porque acumula una experiencia de afrontamiento responsable
de la ruina a la que se ha conducido a este pueblo bajo la apariencia engañosa
del crecimiento, de la prodigalidad, del despilfarro, de la satisfacción
irresponsables de los caprichos.
Porque acredita una gestión seria y solvente como sólo una
minoría de pueblos pequeños ha tenido la valentía de emprender (apenas un 20%,
según datos del propio Ministerio de Hacienda)
Porque el sacrificio de estos años ha permitido mejoras
sucesivas en las obligaciones acarreadas por la deuda, ahorros en intereses por
valor de una séptima parte del presupuesto anual, incremento de la obtención de
recursos en hasta veinte puntos, menos por el incremento de la presión fiscal
que por la municipalización de la recaudación.
Porque los ciudadanos que contribuyen cada día al
mantenimiento de la economía local pueden estar seguros de que el Ayuntamiento
les va a pagar en menos de tres semanas, muy por debajo de la media nacional, y
no les va esconder sus facturas en el fondo de los cajones municipales, como se
hacía en los años de presuntas 'vacas gordas', cuando gobernaba el PP.
Porque es imprescindible continuar con la regularización y
la profesionalización del personal municipal, después de años y años de dedazos
y dejadez, cuando no de despidos erráticos y de sonoros fracasos en los
tribunales de trabajo.
Porque ahora deben acometerse sin demora el reequilibrio y la
reestructuración de la plantilla con nuevas medidas para mejorar la eficacia
del servicio a los vecinos.
Porque es preciso asegurar la trayectoria del PGOU, el
primero en cuarenta años, para prevenir tentaciones especulativas, la
prevalencia de intereses particulares sobre el general o el destrozo silencioso
del principal recurso de este pueblo, que es su medio natural.
Porque con la mejora modesta en la disponibilidad de
recursos deben atender las necesidades más urgentes, dar respuesta a las
situaciones de mayor precariedad, defender a los menos favorecidos, apoyar a
una enseñanza pública crecientemente castigada por la administración autonómica
de estos años; si, como muchos esperamos, hay un cambio en el gobierno
regional, la conjunción de esfuerzos puede reparar gran parte del daño de estos
últimos años.
Porque algunos servicios modestos, pero reales, como la Escuela
de Música o el Polideportivo necesitan ser preservados y, aún más, reforzado y complementado
con otras iniciativas culturales, públicas y privadas, que, sin ofender las
tradicionales locales, contemplen horizontes más amplios de visión, de
creatividad, de conocimiento.
La izquierda que representa la agrupación
socialista y la Asamblea de IU es la única opción progresista real, que no se
avergüenza de proclamar su ideología y sus orígenes, porque son limpios y
éticos.
No hay arrogancia ni prepotencia en su programa,
contrariamente a lo que ocurre en el de Partido Popular, donde se oculta el
programa real y se proyecta uno ficticio, pretencioso y tramposo.
Tampoco hay escapismo de los problemas, como podemos encontrarnos en la propuesta bienintencionada pero irreal de otros compañeros afines a eso que llamamos fuerzas políticas emergentes.
Es hora de que los responsables políticos en ejercicio o los
que aspiren a serlo digan a los ciudadanos no lo que quieren oír, sino lo que
necesitan saber, que les expliquen la realidad de la situación de sus pueblos,
de sus ciudades, de sus regiones, de su país. Que no les cuenten cuentos, que
no les vendan recuperaciones fantasmales, prosperidades irreconocibles,
mejoras indescifrables. No vale todo para ganar las elecciones.
Es lo que intenta tan torpe como ferozmente el Partido Popular, que promete para Bustarviejo un pueblo
galáctico, un Silicón Valley en una zona deprimida, una Escuela de negocios en
una localidad con actividad económica agarrotada. Incapaces de reconocer sus
errores del pasado, las lluvias desbocadas que han acumulado estos lodos, se
pierden en ensoñaciones tecnológicas, en conectividades virtuales, en mentiras
engolosinadas.
Por el otro lado del espectro, se proyecta un pueblo de
campo de fresas y arroyos de mermelada, de bondad infinita, fraternidad
universal y entendimiento por encima de todas las ideologías, donde, contra
toda lógica histórica y política, se escamotea el conflicto, se pone cara de
paisaje ante experiencias terribles no tan lejanas en el tiempo, se mete a unos
y otros, a los partidos del régimen del 78, en el mismo saco. Se hacen oídos
sordos o se quita importancia a bravuconadas fascistoides, a mentiras podridas, con la excusa
del diálogo y la conciliación.
Entre ambos extremos, que pueden llegar a
encontrarse en una pieza de seducción peligrosa, la izquierda real, la que
representan los compañeros del PSOE e IU, suena desvaída, demasiado
modesta, mediocre dicen unos, irrelevante apuntan otros. Demasiado empeñada en
lo que importa y no en lo que deslumbra, en atender lo que a la postre
garantiza la prosperidad y no lo que la amenaza o perjudica.
En el clima de impostura política, de toxicidad mediática,
de confusión social, los riesgos son altos. Y en pequeños lugares, como este
pueblo, pueden llegar a ser letales.
Este pueblo no se puede permitir el regreso al descuido, el
viaje al pasado, el retroceso a visiones ultraconservadoras, el camuflaje de
las tradiciones para justificar el gamberrismo, el despilfarro y la gazmoñería.
Este pueblo necesita mucho más que la
sonrisa en los labios, la palmada en el hombro, la asamblea permanente, el buen
rollito o la discusión interminable de lo que hay que hacer o no hacer.
Necesita que se tomen decisiones, sobre todo las impopulares, las que quizás no
den votos, pero si seguridad, confianza y credibilidad.
Si se plantea la opción de un
gobierno de coalición que reúna a todas las izquierdas, la más
experimentada en la gestión y la más idealista o soñadora, que sea una
operación equilibrada, donde se garantice el respeto pero también la
eficiencia.
La decisión corresponde a los vecinos. Les pedimos que analicen con
espíritu crítico lo ocurrido estos últimos años, que confronten sus deseos y
aspiraciones con la realidad, que apliquen la sensatez con la que gobiernan sus
vidas a las opciones de gobierno. Que no se dejen deslumbrar por lo más
atrevido, lo más novedoso o lo más excitante. Que hagan un ejercicio
equilibrado de libertad y responsabilidad.
Todos nosotros aceptaremos su veredicto con respeto
democrático.
No hay comentarios:
Publicar un comentario