sábado, 16 de mayo de 2015

POR QUÉ HAY QUE VOTAR A LA VERDADERA OPCIÓN DE IZQUIERDAS EN BUSTARVIEJO

Porque es la única que ofrece un programa real y realizable, ajustado a las necesidades y a los recursos del pueblo, a las condiciones de gestión,  a las obligaciones con la Hacienda pública.

Porque acumula una experiencia de afrontamiento responsable de la ruina a la que se ha conducido a este pueblo bajo la apariencia engañosa del crecimiento, de la prodigalidad, del despilfarro, de la satisfacción irresponsables de los caprichos.

Porque acredita una gestión seria y solvente como sólo una minoría de pueblos pequeños ha tenido la valentía de emprender (apenas un 20%, según datos del propio Ministerio de Hacienda)

Porque el sacrificio de estos años ha permitido mejoras sucesivas en las obligaciones acarreadas por la deuda, ahorros en intereses por valor de una séptima parte del presupuesto anual, incremento de la obtención de recursos en hasta veinte puntos, menos por el incremento de la presión fiscal que por la municipalización de la recaudación.

Porque los ciudadanos que contribuyen cada día al mantenimiento de la economía local pueden estar seguros de que el Ayuntamiento les va a pagar en menos de tres semanas, muy por debajo de la media nacional, y no les va esconder sus facturas en el fondo de los cajones municipales, como se hacía en los años de presuntas 'vacas gordas', cuando gobernaba el PP.

Porque es imprescindible continuar con la regularización y la profesionalización del personal municipal, después de años y años de dedazos y dejadez, cuando no de despidos erráticos y de sonoros fracasos en los tribunales de trabajo.

Porque ahora deben acometerse sin demora el reequilibrio y la reestructuración de la plantilla con nuevas medidas para mejorar la eficacia del servicio a los vecinos.

Porque es preciso asegurar la trayectoria del PGOU, el primero en cuarenta años, para prevenir tentaciones especulativas, la prevalencia de intereses particulares sobre el general o el destrozo silencioso del principal recurso de este pueblo, que es su medio natural.

Porque con la mejora modesta en la disponibilidad de recursos deben atender las necesidades más urgentes, dar respuesta a las situaciones de mayor precariedad, defender a los menos favorecidos, apoyar a una enseñanza pública crecientemente castigada por la administración autonómica de estos años; si, como muchos esperamos, hay un cambio en el gobierno regional, la conjunción de esfuerzos puede reparar gran parte del daño de estos últimos años.

Porque algunos servicios modestos, pero reales, como la Escuela de Música o el Polideportivo necesitan ser preservados y, aún más, reforzado y complementado con otras iniciativas culturales, públicas y privadas, que, sin ofender las tradicionales locales, contemplen horizontes más amplios de visión, de creatividad, de conocimiento.

La izquierda que representa la agrupación socialista y la Asamblea de IU es la única opción progresista real, que no se avergüenza de proclamar su ideología y sus orígenes, porque son limpios y éticos.

No hay arrogancia ni prepotencia en su programa, contrariamente a lo que ocurre en el de Partido Popular, donde se oculta el programa real y se proyecta uno ficticio, pretencioso y tramposo.

Tampoco hay escapismo de los problemas, como podemos encontrarnos en la propuesta bienintencionada pero irreal de otros compañeros afines a eso que llamamos fuerzas políticas emergentes.

Es hora de que los responsables políticos en ejercicio o los que aspiren a serlo digan a los ciudadanos no lo que quieren oír, sino lo que necesitan saber, que les expliquen la realidad de la situación de sus pueblos, de sus ciudades, de sus regiones, de su país. Que no les cuenten cuentos, que no les vendan recuperaciones fantasmales, prosperidades irreconocibles, mejoras indescifrables. No vale todo para ganar las elecciones.

Es lo que intenta tan torpe como ferozmente el Partido Popular, que promete para Bustarviejo un pueblo galáctico, un Silicón Valley en una zona deprimida, una Escuela de negocios en una localidad con actividad económica agarrotada. Incapaces de reconocer sus errores del pasado, las lluvias desbocadas que han acumulado estos lodos, se pierden en ensoñaciones tecnológicas, en conectividades virtuales, en mentiras engolosinadas.

Por el otro lado del espectro, se proyecta un pueblo de campo de fresas y arroyos de mermelada, de bondad infinita, fraternidad universal y entendimiento por encima de todas las ideologías, donde, contra toda lógica histórica y política, se escamotea el conflicto, se pone cara de paisaje ante experiencias terribles no tan lejanas en el tiempo, se mete a unos y otros, a los partidos del régimen del 78, en el mismo saco. Se hacen oídos sordos o se quita importancia a bravuconadas fascistoides, a mentiras podridas, con la excusa del diálogo y la conciliación.

Entre ambos extremos, que pueden llegar a encontrarse en una pieza de seducción peligrosa, la izquierda real, la que representan  los compañeros del PSOE e IU, suena desvaída, demasiado modesta, mediocre dicen unos, irrelevante apuntan otros. Demasiado empeñada en lo que importa y no en lo que deslumbra, en atender lo que a la postre garantiza la prosperidad y no lo que la amenaza o perjudica.

En el clima de impostura política, de toxicidad mediática, de confusión social, los riesgos son altos. Y en pequeños lugares, como este pueblo, pueden llegar a ser letales.

Este pueblo no se puede permitir el regreso al descuido, el viaje al pasado, el retroceso a visiones ultraconservadoras, el camuflaje de las tradiciones para justificar el gamberrismo, el despilfarro y la gazmoñería.

Este pueblo necesita mucho más que la sonrisa en los labios, la palmada en el hombro, la asamblea permanente, el buen rollito o la discusión interminable de lo que hay que hacer o no hacer. Necesita que se tomen decisiones, sobre todo las impopulares, las que quizás no den votos, pero si seguridad, confianza y credibilidad.

Si se plantea la opción de un  gobierno de coalición que reúna a todas las izquierdas, la más experimentada en la gestión y la más idealista o soñadora, que sea una operación equilibrada, donde se garantice el respeto pero también la eficiencia.

La decisión corresponde a los vecinos. Les pedimos que analicen con espíritu crítico lo ocurrido estos últimos años, que confronten sus deseos y aspiraciones con la realidad, que apliquen la sensatez con la que gobiernan sus vidas a las opciones de gobierno. Que no se dejen deslumbrar por lo más atrevido, lo más novedoso o lo más excitante. Que hagan un ejercicio equilibrado de libertad y responsabilidad.

Todos nosotros aceptaremos su veredicto con respeto democrático.

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